He de reconocer que, a pesar de ser un físico teórico, nunca me he interesado demasiado por las controversias en las diferentes interpretaciones de la física cuántica. En parte porque desde un punto de vista práctico no importa y en parte porque todas ellas me parecen demasiado fantasiosas. La comúnmente aceptada hoy es la llamada "interpretación de Copenhagen" (porque su mayor defensor, Bohr, era de allí) que viene a decir que la física cuántica es no-determinista y que solo a través de la observación se fijan o deciden los resultados (¿pero qué es observar? ¿Cómo está definido físicamente el acto de observar?). Por otro lado existe también la muy popular interpretación de Everett o de los muchos mundos que toma el camino contrario, la física es perfectamente determinista, es solo que no sabemos en qué universo concreto estamos hasta que no observamos.

Desde el punto de vista práctico no hay diferencia (no podemos comunicarnos con esos otros mundos) y eso ha hecho que quede relegado a discusiones filosóficas. Probablemente es un error, qué sentido tiene la física si no podemos discutir de lo más básico de la realidad, pero bueno, supongo que yo también he caído en ese error. El caso es que este libro (bastante entretenido de leer por otro lado) es una bonita defensa de la interpretación Everetteniana de la realidad. No puedo decir que me haya cambiado la forma de pensar (agnosticismo, supongo) pero sí agradezco haber aprendido más sobre este tema.